
Para simplificar uno podría pensar que se trata simplemente de tres locos que se subieron a la bicicleta para llegar, 300 kilómetros mediante, a San Clemente del Tuyú desde Monte. Ellos mismos tal vez se pensaron desquiciados cuando este martes el viento los frenó en un largo camino de tierra con un suelo irregular, les quintuplicó el peso propio, intentó romperles el ánimo y tal vez justo ahí sí llegaron a hacerse la filosófica pregunta “¿qué hacemos acá?'”. Como sea, Alejandro Cortés, Diego Lo Mónaco y Sebastián Lago llegaron en bicicleta al mar desde nuestro pueblo. En un alto de su descanso y con la alegría de la tarea cumplida, le contaron sus sensaciones a Monte Vivo.
“Estamos súper contentos llegamos enteros los tres, no tuvimos ningún accidente nada que se haya roto ni nada así que espectacular, todo bárbaro”, dice Seba. Salieron a las 3.30 de la madrugada del lunes 3 de febrero desde Monte. “Hicimos dos etapas. La primera de Monte a Castelli, que son 160 kilómetros. El primer tramo fuimos por tierra, 80 kilómetros por tierra que fue de Monte a General Belgrano. No fuimos por asfalto porque la Ruta 41 no tiene nada de banquina y es una ruta re peligrosa donde pasan muchos camiones en ambos sentidos”. Eso los obligó a cargarse 30 kilómetros más a los 50 kilómetros que tiene el camino por ruta.
En General Belgrano tomaron la ruta, que sí tiene banquina, y llegaron a Castelli y fueron bajo un calor de infierno, donde pararon a dormir. “Al otro día nos levantamos y continuamos. “A las 8.30 salimos desde Castelli y bueno y le metimos hasta San Clemente del Tuyú”, dice Seba lago. Y parece simple hacerlo cuando lo dice. Pero ahora viene el viento de frente, un pedaleo a 10 km/h, el calor arrollador, la falta de agua, el cansancio físico y mental.
El canto del viento
Bajo el sol criminal del camino recibieron una señal justo cuando evaluaban un cambio de rumbo ante el riesgo de quedarse sin agua: un automóvil los vio, frenó y le ofreció… agua con hielo. Era exactamente lo que necesitaban para saber que iban a llegar, que un día después iban a estar en una galería tomando mates y mirando la lluvia, los tres, hablando de la aventura, diciéndose que era posible el sueño a pesar de que un camino que debía llevar 5 horas insumió 10 y consumió muchas energías. “Se pusieron medio bravos esos kilómetros”, resume la cabeza -y el corazón- de Onda Activa, un centro de actividades deportivas por tierra y por agua de Monte.

Llegaron a San Clemente el martes cuando se encendían las primeras luces de la ciudad balnearia. “Realmente nos tocó mucho viento en contra, tanto en la calle de tierra como en la Ruta 11, donde era muy fuerte el viento en contra. Y tuvimos que bajar la intensidad del pedaleo. Eso nos retrasó un poco y aparte ya veníamos cansados porque hizo mucho calor.”
“Tomamos en un momento un camino de tierra, con mucha tierra volando. Eso no estuvo tan bueno”, dice Diego. El viento soplaba como si alguien estuviese filmando una película de cine catástrofe. Para Seba, que cree en las señales, Alejandro recibió un llamado de su familia y fue como si todo cambiara en un segundo, como en la canción de Julio Numhauser. Entonces, alguien cerró la ventana del mundo y el viento cesó. Y las fuerzas de los tres se revitalizaron. Seba vio por su espejo retrovisor que Martín, un cicloturista de La Plata, se les plegaba al grupo, que hasta entonces iba intercambiando la vanguardia para alternarse en el corte del viento. “La importancia del trabajo en equipo”, reflexiona Seba.
Al costado del camino
“Las demostraciones de la gente, la cantidad de autos que nos tocaban bocina, como mandándonos aliento sacando el puño por la ventilla como diciendo ´vamos´. Esos gestos de gente que ni conocemos son increíbles. Justo en el momento en que estábamos parados debido al calor, tratando de recuperarnos un poco, un coche que iba en sentido contrario dio la vuelta y dijo ´chicos, ¿quieren agua?´. Hacía un minuto Ale había dicho que íbamos a tener que entrar a Pila para ir a buscar agua”, cuenta Lago. Creer o reventar. Si ese auto no aparecía y no giraba, ni se detenía, deberían haber hecho 4 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para conseguir agua. Pero las cosas pasan cuando tienen que suceder y justo en ese momento, ni antes ni después, dio la vuelta ese auto paró y les dio medio bidón de agua y una Cunnigton helada.
“A mí me impacta mucho cuando después lo ves en el mapa. Recién ahí tomo una real dimensión. Es linda la experiencia y es lindo compartir con ustedes. Cada uno de nosotros tiene su trabajo, sus responsabilidades, pero es como que cortás con todo eso y compartís otras cosas haciendo este tipo de actividad. Te aislás, yo creo que te aislás, en un buen sentido, de todo. Recién, mientras miraba como caía la lluvia pensaba en lo que es la maquinaria de la vida cotidiana, lo que determina, el estrés, el trabajo, no sé, los problemas. Bueno, hay otras cosas también. Es bueno hacer el beneficio de estar mejor, creo que es eso”, dice Alejandro Cortés.
Para Cortés, la travesía hecha es un camino de exploración. “No hay un recorrido, no está marcado, no está escrito, lo vas haciendo a medida que vas avanzando, entonces cada experiencia, en principio para mí era todo un desafío hacer 300 kilómetros bicicleta”. “Fue como un autodesafío también. Cualquiera se lo puede plantear. Uno que yo, no tenía pensado, cada uno encuentra en algo lo que le gusta hacer. Yo lo encontré en la bicicleta. No es una irresponsabilidad, no es que dejamos de hacer lo que tenemos que hacer, pero ese momento que uno necesita salirse, hacer otra cosa, bueno, en nuestro caso creo que en la bicicleta y bueno, y está a la vista que es también el caso de mucha gente, porque realmente encontramos un montón de gente que hace este tipo de actividades. Hay mucha gente aventurera”, dice Alejandro.
Sebastián refuerza la idea de todo lo que lleva este tipo de actividad. “Es una alternativa para conocer y para ir a otro lado, para disfrutar. No es simplemente pedalear. Es vivir experiencias, aventuras y ir recorriendo los diferentes lugares”.
Espectacular relato!
Q linda aventura! De eso se trata, de vivir la vida. En bici, corriendo, navegando… un cable a tierra y anécdotas para contar.
Muy linda nota!!
Que locos lindos estos 3.
Geniosss los 3.
Seba Lago, sos mí ídolo ❤️